Perfil del Maestro
El maestro tiene la tarea de liderar, con el uso de la inteligencia emocional, un clima de cooperación y confianza dentro y fuera del aula. Reconocemos al maestro competente como aquel profesional que puede intervenir asertivamente en las variables presentes en el aula. Ésta capacidad, que deberá haber sido desarrollada en forma personal y profesional, respalda la necesidad que posee el estudiante para desarrollar las competencias socio-emocionales necesarias en cada caso o situación. Así también, asegura que el maestro sea capaz de generar un clima de entusiasmo, flexibilidad, creatividad y estímulo de tal manera que los estudiantes den lo mejor de sí mismos.
El maestro debe conocer qué propone cada materia y preparar cada actividad escolar que pueda nutrir el desarrollo del estudiante. El contenido de las materias debe llegar al estudiante a través de diferentes maneras de acuerdo a la edad de éste y es el maestro quien deberá investigar permanentemente cuál es el modo más eficaz de enseñar al estudiante y favorecer su desarrollo. Así también proponemos que el maestro debe obtener del estudiante una apertura y predisposición a gustar de aprender e investigar, por lo tanto éste ha de funcionar como un guía, que acompaña el aprendizaje y no lo conduce en un plano vertical, de éste modo el estudiante se sostendrá en la confianza que él le aporte, con métodos flexibles de enseñanza que no originen efectos de stress o aburrimiento a largo plazo, sino por el contrario provocando sensación y bienestar del estudiante.
Es importante que el maestro acompañe las clases con ritmos y melodías, narraciones e historias que surjan del deseo espontáneo de hacerse comprender y hacer de todas y cada una de las materias motivo de interés del estudiante. La música se convierte en una herramienta también educativa, no solo artística en la formación del estudiante que, atraído por ésta, expresa, aprende y se nutre académica, artística e intelectualmente.
La evaluación de los resultados de los estudiantes a nivel de la escuela y su articulación con las mediciones de logros, nos permite afirmar que el desarrollo del currículo requiere de una constante ampliación y ahondamiento de conocimientos y preparación del maestro, como también de un gran nivel de observación de sus estudiantes, entendiendo al estudiante como un ser humano único entre todos. Por tanto, el maestro deberá tener dentro del perfil requerido la capacidad de comprender su desarrollo en forma particular.